¿Qué es la huella de carbono?
Es la cantidad de gases «perjudiciales» que dejan tras de sí las actividades del ser humano.
Así de simple.
Ahora completemos un poco más la definición para terminar de entenderla bien:
La huella de carbono representa el total de gases de efecto invernadero que producen las actividades económicas y cotidianas del ser humano. Cada vez que viajamos en coche, encendemos la luz de la habitación o cocinamos, dejamos un rastro de gases que se acumulan en la atmósfera y sobrecalientan el planeta.
Estos gases no son exactamente «perjudiciales», pues el gas con mayor presencia es el vapor de agua y no nos «perjudica» directamente. La cuestión es que la capacidad del vapor de agua de retener el calor provoca un sobrecalentamiento del planeta y ahí sí, de forma indirecta, resulta perjudicial.
¿Cómo contribuye el sector agroalimentario?
El sector agroalimentario es causante de un 20-30% de la emisión de gases de efecto invernadero respecto del total. Hablamos a nivel mundial, es decir, que las actividades de este sector tienen un impacto muy, muy elevado.
Dentro del sector agroalimentario encontramos la producción (agricultura y ganadería), el procesado y el mantenimiento (industrias, cámaras frigoríficas…) y la logística (el transporte).

Cada eslabón de la cadena que engloba el sector deja una huella más o menos grande, resulta más o menos necesaria y puede ser más o menos reducida.
En cuanto a la producción, la ganadería es «culpable» de imprimir una importante huella de carbono en su proceso, por ejemplo, por el sistema de ganadería intensivo, en el que la producción masiva de animales genera una importante cantidad de metano (gas de efecto invernadero) debido a la naturaleza del tracto digestivo de los animales.

Dentro de la agricultura, de la producción de alimentos no derivados de los animales, el principal factor condicionante es el uso de estructuras que permiten cultivar alimentos fuera de temporada o en condiciones atmosféricas diferentes a las que se dan fuera de las estructuras. Hablamos de los invernaderos y de su masiva utilización para cultivar, por ejemplo, tomates durante el invierno, cuando estos no se desarrollan de forma natural.

En el eslabón de la industria y la refrigeración encontramos todos los procesos de transformación de alimentos que ocurren tras la cosecha y retirada de estos del campo o la obtención de los animales. En este proceso es necesaria una gran cantidad de energía y recursos cuya utilización genera una gran huella de carbono. Por ejemplo, mantener máquinas de lavado funcionando sin parar; o elaborar platos preparados y semipreparados que requieren mucha energía; o alcanzar temperaturas de congelación y luego mantenerlas durante largos periodos de tiempo.

Y, finalmente, la logística: el transporte de alimentos tanto en fresco, como semipreparados como listos para el consumo de una parte a otra del mundo. La forma más eficaz de llevar a cabo este cometido es mediante el transporte marítimo o terrestre. ¿La forma más eficiente? No llevarlo. Pues estos medios de transporte para distancias mundiales suponen una huella de carbono de magnitudes descomunales cuando quizá podría evitarse. Lo vemos a continuación. ¡Sigue leyendo el artículo!
Profundizando en lo anterior
- La ganadería
Los sistemas de ganadería intensivos son los que cuentan con un gran número de cabezas de ganado por menos metros cuadrados. Esto es, una gran concentración de animales que deben ser alimentados por medio de sistemas igualmente intensivos: piensos y concentrados.
La emisión de metano del propio sistema digestivo de los animales se realiza (además de en cantidad, por las muchas cabezas) en un mismo lugar, de forma concentrada. Por no hablar de la producción de estiércoles y purines que, al estar ubicados todos en un mismo sitio, resulta muy, muy difícil darle una salida y termina contaminando de igual forma el ecosistema.
- Los invernaderos
Un invernadero es una estructura en la que es posible modificar las condiciones ambientales del lugar para que, por ejemplo, en invierno se puedan cultivar tomates. ¿Qué se necesita para ello? Infraestructura y energía, mucha energía.
La energía necesaria para conseguir la temperatura adecuada para el cultivo dentro del invernadero dista mucho de la temperatura o las condiciones externas, las naturales. Esto supone una gran cantidad de energía inicial que logre los valores deseados y otra gran cantidad para mantenerlo durante largos periodos de tiempo. Así, la huella de carbono generada es grandísima.
- La refrigeración
El caso de la refrigeración podría tener más sentido que el punto anterior, pero ¿hasta dónde? Sinceramente, creo que la mayoría de los alimentos refrigerados (por no hablar de los congelados y procesados) podrían evitarse sencillamente con dos alternativas: el consumo de proximidad y el consumo de temporada.
Y hay razones obvias para consumir fresco; lo explicamos en este artículo sobre los alimentos congelados.
- La logística
Aguacates, plátanos, naranjas, peras, manzanas, tomates, pepinos, calabacines… cantidades ingentes de frutas y verduras cultivadas en Europa (más aún, en España) que tenemos que ver en supermercados con etiquetas de origen América. ¿Hacen falta tantos y tantos kilómetros y energía para traer alimentos cultivados en el país de destino? ¿Es necesaria una contaminación de tal magnitud? Sabes tan bien como yo cuál es la respuesta.
¿Cómo reducir la huella de carbono?
Medidas que reduzcan la huella de carbono hay, por supuesto, y ya hemos comentado algunas. En este punto del artículo incluso el mismo lector sabría proponer las suyas.
Lo que leerás a continuación son medidas generales y amplias que reducen el impacto de la huella de carbono generada por las actividades agroalimentarias del ser humano:
- Tratar de mejorar la eficiencia del sector agrícola y ganadero, reduciendo la dependencia a fertilizantes y energía
- Buscar la transición a sistemas de producción sostenibles (agricultura orgánica y ganadería extensiva). Estos sistemas utilizan menos insumos y generan menos emisiones
- Promover una dieta más saludable y sostenible, es decir, con menos ingesta de alimentos de origen animal
- Reducir las emisiones indirectas de gases de efecto invernadero mediante mejores prácticas de transporte
Desde AGRARI fomentamos el consumo local o de proximidad, que además de reducir mucho, muchísimo la huella de carbono por producción y transporte, se reduce todavía más al llevar el producto del campo a la mesa en tan poco tiempo, pues los alimentos cosechados no necesitan de una cámara de frío que los conserve.
Las máximas de AGRARI para cada uno de los cuatro problemas planteados y desarrollados en el artículo son:
- Respecto a la ganadería: HAZ TU DIETA MÁS VERDE
- Respecto a la agricultura: CONSUME DE TEMPORADA
- Respecto a la refrigeración: CONSUME EN FRESCO
- Respecto a los transportes: CONSUME DE PROXIMIDAD