¿De dónde viene la tradición?
El origen de la tradición de comer uvas en Nochevieja para dar la bienvenida al Año Nuevo lo encontramos en Madrid, hace unos 140 años, por la década de 1880.
Por entonces, en Francia existía una costumbre extendida entre los aristócratas franceses consistente en beber champán y tomar uvas en las festividades. La burguesía española decidió copiar esta costumbre.
En 1880 el ayuntamiento de Madrid prohibió ciertos festejos callejeros en la ciudad, por lo que los madrileños, algo indignados, emplearon estas pequeñas y dulces frutas para llevar a cabo una acción satírica y de protesta.
¿Cuál fue esta protesta?
Los madrileños aprovecharon que sí podían reunirse en la Puerta del Sol en Nochevieja para escuchar las campanadas y decidieron comer uvas como burla a la costumbre burguesa copiada del país vecino y como protesta al ayuntamiento por las restricciones.
Con el paso del tiempo, la protesta anual terminó por normalizarse y extenderse al resto del país. De hecho, en el año 1909, en Alicante, una sobreproducción de uva hizo que los agricultores idearan formas de sacar a la venta sus cosechas. Gracias a esto, la costumbre que ya estaba arraigando desde hacía años se extendió en gran medida.
¿Por qué doce uvas?
La uva es una fruta que se asocia con la positividad. Además, está muy dulce y combinar perfectamente con cualquier otro alimento. Significa hermandad, unión, alegría o placer, y quizá por ello la aristocracia francesa la comía en sus fiestas.
Las doce uvas simbolizan los doce meses del año. Con cada campanada, una uva supondrá buena suerte para la persona que se la come en el correspondiente mes del año.
Esta tradición también llegó a países latinoamericanos, aunque allí es más habitual tomar uvas pasas.
Por cierto, esta costumbre que surgió a modo de protesta… ¿no te recuerda a esta otra? FIESTA DEL 9 DE OCTUBRE EN VALENCIA – Agrari
