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La huerta de Valencia

La huerta de Valencia

¿Qué es la Huerta de Valencia?

La huerta es el conjunto de campos de cultivo que tradicionalmente ha alimentado a la población de Valencia. Abarca los alrededores de la ciudad y se nutre de las aguas del río Turia. Linda al sur con la Albufera, al este con el Mar Mediterráneo, al oeste con el Parque Natural del Turia y con la Marjal del Moro al norte. 

¿Cuál es su origen?

La huerta de Valencia nace en la época del Imperio romano, tras asentarse este en la ciudad de Valentia para sus campañas de conquista sobre Iberia. Durante su estancia, los romanos aportaron cultivos de cereal, olivo y vid. 

Durante los siglos VIII y XIII, cuando la península se encontraba bajo dominio musulmán, se potenció la huerta con la introducción de nuevos cultivos y técnicas de trabajo, pero sería la infraestructura hidráulica la que daría el golpe de azadón y revolucionaría el sistema: la red de acequias. 

Conquistando por la boca

A los cultivos clásicos establecidos por los romanos (cereales, viña y olivo) se añadieron el arroz y la chufa, debido a las características húmedas de la zona, y también hortalizas como la berenjena y la alcachofa.

Hasta la actualidad, el predominio de cultivos ha sido de cítricos, hortalizas y arroz. Productos muy apreciados por los valencianos son el tomate, la cebolla, la chufa, el garrofón y la alcachofa, entre otros. 

Amenazas para su supervivencia

  • La continua e importante industrialización del área metropolitana y la necesidad de urbanizar para dar cobijo a la gran cantidad de personas que buscan residir en la ciudad ha dejado en segundo plano los usos agrícolas del suelo. En otras palabras, la ciudad ha ido extendiendo sus tentáculos en toda la huerta.
  • Los campos más próximos al núcleo urbano se degradan muy rápido: basura arrojada, hurtos, pisadas… Y terminan siendo abandonados, luego edificados, y así continúa la espiral. Además, este paisaje no solo deja una mala imagen, sino también plagas, ratas y plantas adventicias. 
  • La falta de rentabilidad económica para los agricultores, quienes no ven reflejado el fruto de su trabajo en la remuneración por su producto. También la competencia con la importación de otros países, cuyas regulaciones y legislaciones en materia de seguridad y calidad alimentaria no resultan tan restrictivas.
  • Y la falta del relevo generacional, que se traduce en campos abandonados, ya que la edad media del agricultor en valencia ronda los sesenta y cinco años de edad.

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